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Writer's picturePablito Bromo

ZSA UR: Epsilon Sagitarii

«La musica è un'eco del mondo invisibile»

Giuseppe Mazzini


Imagino una nave espacial en medio de un bosque. Es casi final de tarde y el bosque de cipreses altos y oscuros guarda una música que aun no entiendo. En ese bosque, por el que nadie ha transitado en la historia de la humanidad -es que está en un lugar lejos, más lejos de lo que imagino y desconozco pero intuyo como muy lejos- viven duendes juguetones que no usan capuchas ridículas como los duendes que conocemos en la publicidad de la tele, las redes, los memes o los supermercados.


Estos duendes, en vez de llevar la cabeza tapada por la capucha que ya sabemos que no usan, lucen unos hermosos dreadlocks -o rastas en español, aunque el verdadero significado según la RAE es "trenza gruesa y cilíndrica de las muchas que forman parte el peinado típico de los rastafaris"- que cuando las roza una hoja que cae de un árbol, se impregnan de una luz purpúrea que ilumina todo el bosque al compás de la música que aún no entendemos. Solo de verlo sería posible que se nos erizara la piel, pero el bosque está en un lugar tan lejos que nunca llegaremos a él ni tampoco entenderemos ese regocijo de música y duendes y sensaciones.

 

Al escribir la palabra duende pienso en dinosaurios. Inmediatamente después, se me viene a la cabeza Dinosaurio Records, esta disquera super alternativa y llena de talento que ha grabado una docena de álbumes que aún no hemos explorado. Aun siguen incomprendidos, pero son muy valiosos.


Discos guatemaltecos de Dinosaurio Records por el productor Zedran Saur Zsa Ur de Guatemala por Pablo Bromo
Más de diez discos digitales para descargar.

Su line up es poderoso: Evilminded, Dieresis, Kadmon, Atrios, Maf E Tula y JuanK Hidalgo, Ishto Juevez, Marco Samanie, Raysa Morales, Armonisas, Domingo Lemus, Dre Oliveros (Dr. Trippas), Bernardo Mota, Zike Irungaray (Phantom!), Crisantemo Quijivix, Alice Lee, Willie Gómez, Patza y la lista continúa entre varios recopilados.


Cada uno minuciosamente hilvanado y piloteado por Zedran Zaur aka Andrés Arzú aka Zsa Ur desde hace más de tres años junto a su otro proyecto BOOTLEG, con nueve casetes y mucha onda.


Pero regresando al bosque de cipreses robustos y densos, puedo ver la nave que te contaba al inicio. Dentro de la nave hay algunos instrumentos sonoros que me parecen extraños, desconocidos, raros, extravagantes. Uno de ellos produce sonidos cada cierto tiempo. Supongo que es la nave nodriza enviando señales desde la profundidad del universo hacia el bosque también lejano. Lo supongo, porque cada vez que los sonidos extraños silban el bosque palpita al unísono. Creo que ese tipo de cosas solo pasan cuando el universo está alineado y en armonía. Además, a la par de ese objeto metálico que vibra hay otro con múltiples colores psicodélicos que también vibra. De este objeto bizarro emanan sonidos en perfecta armonía con luces tecnicolor. Cuando escribo la palabra tecnicolor, creo que debería borrarla. Muchas veces el lenguaje no alcanza a nombrar lo que realmente queremos explicar... pero en esas luces hay música. Eso intento decir.

 
La música de Zsa Ur está llena de luces sensibles. A veces su música es apacible, otras veces inquieta. Como un caleidoscopio infinito que reproduce todas las posibles tonalidades de luz frente a los ojos. Zsa Ur es el capitán de los sintetizadores luminosos, la anestesia rítmica y la música espacial.

En su nuevo EP: Epsilon Sagittarii todo gira alrededor del concepto del viaje. Un viaje luminoso en medio de la oscuridad de un año difícil. Sí, el del COVID-19 que nos sigue dejando muchas lecciones. El viaje de Zsa Ur es un viaje íntimo y mesuradamente introspectivo que surca todas las rabias, los silencios, las imposibilidades y las posibilidades. Es como viajar en nosotr@s. Encontrarnos con nuestras constelaciones, nuestras partículas luminiscentes, nuestros estrellas y agujeros negros.

El disco Epsilon Sagittarii de Zsa Ur por Dinosaurio Records

Desde que abre "Nunki" y "Diones" se intuye que será un viaje poderoso -de solo 36 minutos-. Pero en cada minuto la precisión de Zsa Ur es impecable. Se siente que estamos en un videojuego surcando los rincones más alucinantes del cosmos o nuestra infancia. En menos de dos minutos sabemos que nos adentramos en el universo de un músico/productor lleno de estimulantes: beats acelerados, pinceladas psicodélicas, cambios de ritmo, armonías convulsas, eco espacial y mucha influencia del mejor D&B inglés, Krautrock alemán, dark wave y exquisita psicodelia.


Todo en el EP es estimulante para no bajar del viaje. La idea: subir, planear y seguir subiendo.


En la tercer rola "Taiga" y la cuarta "Oort" -mi favorita- todo fluye con propulsores acelerados... pero al llegar "Kuiper" como preludio de "Sao" -la última- sabemos que nada fue en vano. Se sienten beats noventeros muy a lo Richard D. James con todos sus proyectos (AFX, Polygon Window), Squarepusher, Acidwolf, también Daft Punk en sus mejores destellos, Thundercat en los inicios, Sigur Ros desde la melancolía y hasta Zoé sin la fastidiosa voz melancólica de Larregui.


Todo en un paquetito hermoso al que Zsa Ur le puso su estilo firme y convulsionado. Como lo afirma en la explicación del EP: «Estamos a mediados del siglo 23. La humanidad ha explorado los límites de su propio Sistema Solar, y ahora llega hacia nuevas distancias del universo. El hombre ha comenzado a extenderse entre las estrellas buscando en las profundidades del espacio tierras nuevas, nuevos hogares, nuevos comienzos». Un viaje maravilloso habitado por todos sus duendes con los que ha trabajado y producido.


Muy recomendado este EP porque es una bella muestra de que la pandemia estimula, que los silencios pueden ser aterradores y que el confinamiento nos puede sacar lo mejor que llevamos dentro.


 

A lo lejos, mientras los duendes hacen travesuras y conversan con los árboles, se ve la estrella más brillante de la constelación Sagitario vibrando de luz y llenando de paz cada partícula del bosque. Pareciera que está conectada con el bosque. Pareciera que la música que habita el bosque y la nave espacial vibran con ella. La estrella nos observa, pero decir que nos observa es como si estuviéramos en un viaje lisérgico, Psilocybe o DMT y eso no es posible. No es posible porque ahorita estás leyendo esto en tu celular y yo estoy tirado en la playa tomando una cerveza... esperando que el 2021 sea mucho más luminoso que este 2020.

 
Escritor y poeta guatemalteco Pablo Bromo

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