Cúmulo de instantes, viaje al epicentro del deseo, periplo desgarrador de calenturas y ternuras. Música. Gastronomía. Néctar de mi vida. Síntomas de un devenir apasionado entre anhelo, contienda y reflexión.
Así-mis-días. Tenía muchos años de no hacer una entrada/escrito/post a manera de diario. Bloggin como la vieja escuela (2005) o mi libro SPAM (2012). Diario sórido. Vehemente. Sin edición. Con fuego y furia.
Esto es lo que enfunda y no muestran mis redes. Escritura, literatura, poesía automática o como quieran llamarle. Escribir para leer. Eso aburrido porque nadie tiene tiempo y gana lo efímero del tuit, reel, tik tok, story. Ahora hay muchísimo "contenido". Todo el mundo hace contenido.
¿Contenido? Me pregunta mi sicóloga. Chí. Contenido. Este es mi knockout. Escribir. Le respondo con fuego en la mirada.
Han sido días llenos de magia y carentes de música ligera. Días bien a pesar de inconstancias y cuentas de clientes que quieren otro rumbo. Está bien. Seguimos. Sinergia. Cuerpo, mente y amalgama de vórtices, silbidos, roces, muecas, polaroids. Somos un armatoste de elementos. Somos un enjambre de amuletos. Un libro que se borra y se reescribe. Una autopista en todas direcciones, pero más las promesas del sur, sí; somos Autopista al Sur. Al menos la mía. Esa que me persigue desde Spinetta, Luca, Fito y el enjambre de felicidad que amaso desde el bouquet de mi colochera veinteañera.
Conglomerado de risas lascivas y cómplices, noches potentes, desiertos terribles, profundidad de bosques, anécdotas punzantes sobre la historia universal de la fiesta. Anagrama táctil y ontológico. Poema narrativo que cuenta pasos que ya no son. A ver (bebecito fiu fiu), vamos despacio -como track de Cerati- y menú degustación de ocho cursos (del restaurante más especial de Guate, pronto reseña y reel en Instagram).
Pero también, a ver, poesía delirante donde hay pizzas metafísicas y la sombra no es oscura, sino un bróder que habla con acento argentino porque es argentino y toma Fernet con Coca y SUMO en la madrugada.
A ver. Redibujemos el paisaje. Atravesemos el blanco y negro. Reacomodemos el color.
A ver. Volquemos la nariz hacia los aromas de la cerveza y el vino, esos fermentos divinos que nos nombran. A ver. Evoquemos los brillos de las madrugadas más insólitas. Evaporemos las distancias. Suena Charly García: «Quiero verte otra vez».
Pero no todo es música. En estos días de fuego viví una experiencia chula, chulísima, Kaiseki al lado de tres amigos cocineros que admiro y con los que siento complicidad. Chequen mi Instagram y regresen acá.
Y, hace unos días la banda que me gusta y por la que suspiramos muchos me dijo: «Qué hermosa tu pluma. Qué lindo escribís». Yo estaba sentado, sudando la resaca frente a una tribu que sentí muy mía y con la que podría irme de gira diez años -escribir sus crónicas-. Solo sonreí. Suspiré. Mis dos amigos que por suerte estaban conmigo me vieron. Pude sentir su afecto y resplandor. Lindo. Demasiado lindo. Así fue.
No puedo tomarme cosas a la ligera, me toma tiempo asimilar y ahora tengo cien preguntas que hacerles. ¡Y yo fui el único que los tuvo de frente en toda Guate para conversar de cualquier cosa! Así pasa. Igual conversamos, pero faltaron cosas, detalles. Horas después me di cuenta ya en el dancin y corear y gritar y enfiestarnos como nunca en años. Días después, afónicos. Así la intensidad.
Pero encendimos la madrugada con impulsos decibeles. Luego la mañana fue un incendio de luces pirotécnicas llenas de ternura y joda y pendejadas. Las averías del impulso. El pop mezclado con rock. Anécdotas. Eso son. No se repiten. Rayos y sonrisas al amanecer.
Me gusta la palabra anécdota. Tiene una fuerza única y desbordante. Además es esdrújula y tiene vigencia de oropel. Pero no lo es, porque es oro puro. Gema sagrada. Nada ni nadie te la arrebata.
Así mis días de fuego y el fuego en mis días. Pronto más reseñas/crónicas de música, comida, chela y todo lo que no tenga que ver con influencers. No les tengo mucho agrado y me dan miedo. Me ofuscan.
Prometo intentar subir reels y tiktoks -aunque me siento más cómodo en mis stories-.
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