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Trinidad Indie es una fiesta sonora

Hace unas semanas, después de encierro y distanciamiento por la pandemia, fue el festival Trinidad Indie en su edición #9. Una fiesta dedicada a la música y convergencia de cultura alternativa, que incluyó lo mejor de Raysa Morales, Dinosaur 88, Casa de Kello y la artista Caterina Albani. Les cuento un poco.

 
Trinidad Indie 9 Guatemala Cine Lux

Desde hace muchos años hablo de la necesidad e importancia de festivales de arte, en especial de música local. Se extrañan los desaparecidos Manifestarte, Eucalipto, ZOM, Revolución Hip Hop... Es difícil porque la industria está fragmentada y no existe un gremio estructurado. Y, para sumarle, la cultura de espectáculos está golpeada por la falta de fondos, apoyo estatal y la falta de interés. Además se reciente la carencia de una producción, comunicación y persistencia eficiente en la ejecución. Pero eso ha ido cambiando. Lo que sí lastima es la falta de fondos institucionales y apoyo estatal.


Sin embargo, siempre gana el corazón y el feelin del "trabajo de hormiga". Eso hace que más colaboradores y patrocinadores se sumen a la causa, logrando realizar espectáculos memorables y de calidad como el del pasado 28 de abril en el Teatro Lux. Muy buena energía y buena cantidad de seguidores coreando las rolas.

«Trinidad Indie es un colectivo que le apuesta con ganas a la escena local con la intención de generar más espectáculo, creatividad, intercambio y apoyo a la producción independiente. Y se agradece».

En ediciones pasadas han tocado: Fabiola Roudha, Julio Valle, Valerie Rigalt, Mila Verte, Los Florifundia, Cameo Drive, Vástagos Magna, Glass Collective y los mexicanos Porter con un show íntimo y enérgico.



Para la edición 9, el line up pintaba chulo. Y así fue la velada. Tranquila, bien cerveceada y diversa.


El festival arrancó con Raysa Morales que nos abrazó con música fresca y vocales que resuenan con eco de su folk-pop acústico. "Lo que somos", "Jacarandas" y "La calma" vibraron con banda, que son distintas a sus interpretaciones solo con guitarra. Logré alcanzar las últimas y me dio un gustazo verla en escenario.


Luego siguieron los queridos Dinosaur 88 que la prenden cada vez que los veo en vivo. Además, su vibra se siente, pero también su constancia y resonancia al darle play a los tracks. La interacción de Alonso es buena onda. Sebas le añade chispa y somatones punk a la melodía, a veces lastiman la amonía. Pero se las dispararon sin miedo y con ganas. Contagian. Incitan al desorden. Las nuevas (de pandemia) me gustaron.


Ya en el intermedio, la artista Caterina Albani se sumó a la fiesta sonora motivada con jammin de teclado, batería y trompeta. Ni hablar. Dejó puro talento. En la danza contemporánea que he visto la interpretación con acrobacias existe en otra medida, pero su show y esfuerzo escénico fueron sorpresa. Mis aplausos.


Para cerrar la noche, los Casa de Kello soltaron su enjambre con precisión y power. Los vocales de Maynor Figueroa siempre puntuales, sumados a la impecable batería de Fernando Sierra que irrumpe en algunas rolas con el desdén innato de sonidos muy flujo mexicano (Zoé, Hello Seahorse!, Siddharta, Little Jesus o Technicolor Fabrics -a quienes le abrieron toque hace hace un par de años), el bajo poderoso de Víctor y la buena dupla de guitarras rítmicas con Jorge y Carlos; quienes dialogan un ir y venir de cambios armoniosos aderezados con beats cabales llenos de energía y melancolía. Hay claridad. Ímpetu. Estruendo.


Estamos frente a una banda que las puede fácil porque saben maniobrar la nave durante el viaje. Lo único que siento es que les falta énfasis. Hay rolas que pueden extenderse en solos, vahído y sicodelia. Ahí caen.


Tocaron las clásicas "Madrid", "Tercera guerra mundial", "Crimen perfecto" y mis favoritas "Radar" e "Infinito"; que explotaron con su delicada fórmula elegante de dejar que la voz-lírica nos cuente lo que tiene que decir, sumado al vaivén de pedales y la conexión que tiene la banda. Super sólidos.

«En resumen, un festival chulo y lleno de energía donde ver caras conocidas y conocer gente nueva es lo que más se agradece. Esas sinergias que te da la música. Además, volver los conciertos es de lo que más extrañaba. Tararear rolas, tomar cerveza, sentir la energía de los músicos... No sé, salí recargado y contento».

Acá les dejo unas imágenes oficiales de Trinidad Indie y algunos videos que grabé sin filtro de celular. Nos vemos pronto porque aquellos se prepararon una gran sorpresa: Bandalos Chinos desde Argentina.

 

 
Escritor, cocinero y poeta guatemalteco Pablo Bromo

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