Han pasado tantos años y The Cure nos ha acompañado en los momentos más darks y más brillantes. Su fórmula es muy básica, pero profunda: happy sad music. Eso nos define como humanidad. Así de honesto.
Inglaterra, Sussex, 1979. Tres chicos que fueron cuatro y ganaron el “Battle of the bands” dos años antes bajo Easy Cure, sacan su primer disco con un buen esponsor disquero y una portada extraña, extrañísima; donde no aparecen ni sus caras y nadie sabe nada de ellos como un juego misterioso apriori y una especie de memorabilia bizarra que 40 años después hasta da risa por la grandeza y profundidad que es The Cure.
Su "disco" debut… una mezcla extraña de punk, postpunk, pop bizarro e instrumentales hipnóticos, obtusos, inocentes, raros. Un álbum que ni Robert Smith considera el primero, sino 'Seventeen Seconds' que abrió la "trilogía gótica" o "siniestra" junto a 'Faith' y 'Pornography'.
Tan raro es el disco que el primer sencillo Killing an arab se promocionó con libros de El Extranjero de Albert Camus y, en su lado B, mi favorita 10:15 Saturday Night, muestra a una bandita de colegio que puede destrozarlo todo con oscuridad divina. Diez años después, el mágico Disintegration dejó claro su nivel de oscuridad, profundidad y potencia. Mi favorito de la banda. Único y perfecto. Desgarrador.
Pero Three imaginary boys tiene un encanto singular. Es tosco y desaliñado. Hasta inocente. Además, Boys don’t cry fue un sencillo y no sale en el disco, sino en el próximo ya internacional. Hace sentido.
Accuracy, Grinding halt, Foxy lady, So what, Fire in cairo y Object son rolas poperas que inspiraron a Joy Division y llenaron conciertos con punk popero, funcional, oscuro y adolescente.
El mejor ejemplo de lo que vendría años después está en Subway song con un The Cure oscuro y melódico que juega entre melancolía, depresión, desencanto y armonías/melodías estilo "happy song".
Por eso el disco es hermoso. Valiosísimo. De esos que atesoro porque fue el inicio de algo sublime y muy memorable. Matemos al árabe, decían, jaja. No, mejor que no muera nadie.
Pero la memoria sonora nunca engaña y olvida: Este fue el inicio de algo oscuro (gótico, sexual y darkwave) en la música de esos años. Siouxsie Sioux lo sabe y, con eso basta. Todo lo que vino después por añadidura se intuye y se agradece: Depeche Mode, Placebo, Nine Inch Nails, Soda Stereo, Caifanes, Interpol, INXS, Hoffen, Dead can dance, She past away, Molchat Doma, Boy Harsher, Dark, Talk to her, etc.
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