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Writer's picturePablito Bromo

The Clash y su terremoto London Calling

Brilla con rock combativo y político. En los 66 minutos se abrazan muchos géneros: reggae, ska, pop, rock, soul, jazz y rockabilly con punk desaliñado, divertido y nihilista. Si bien los Sex Pistols gritaron que no había futuro, The Clash dejó el germen de lo contrario. Ya no había futuro para el punk, sí, pero el el post punk había nacido en 19 tracks con Joe Strummer gritando "Your lover, may not be around... anymore!!!"

 
The Clash 1979 London Calling Pablo Bromo
The Clash en 1979

Siempre he dicho que hay discos que marcaron un antes y un después (Revolver, Ziggy Stardust, Blonde on Blonde, Exile on Main St, Paranoid, Uknown pleasures, Loveless, Nevermind, OK Computer, Yeezus, Motomami); pero también están los discos perfectos (Artaud, Dark side of the moon, Rumors, Clics modernos, Station to Station, Violator, Siamese Dream, Bocanada, Honestidad Brutal, AM, Kid A).

"Pues este doble de The Clash tiene ambas cualidades. Y lo mejor... No tiene ningún error".
The Clash London Calling

Ya pasaron más de 40 años de aquel 20 de septiembre en que Paul Simonon rompió su bajo en una gira por los Estados Unidos, soltando rabia porque la policía no dejaba que bailara el público.


La foto borrosa quedaría grabada en el inconsciente colectivo como una de las imágenes más poderosas de la historia. Y no solo de la historia de la música. Esto significaba una respuesta social ante la represión. Es casi un ensayo socioantropológico sin ser "ensayo". Fue un impulso, pues. Pero eso. Fue PUNK.


Si le sumamos que se le añadió la misma tipografía usada en el primer disco de Elvis Presley, la portada toma más fuerza por todo lo que el rockabilly significó para la cultura del rock, mejor expresado como una fusión de ritmos colonialistas con los sonidos propios de los indios Apalaches, afrodescendientes y demás. Fue invasión, dura, pero también fusión y ensamblaje lleno de magia.

Imaginen, el álbum resulta una revuelta. Un obsequio musical desde Europa a América. Y eso que los The Clash ya se habían aburrido de Estados Unidos un par de años antes (I'm so bored with the U.S.A.).


Musicalmente el disco hilvana muchos géneros y eso lo hace hermoso. Está fuertemente influenciado por sonidos de Jamaica, en especial reggae y ska. Pero también nos sitúa frente a explosión y sinergia poderosa entre Joe Strummer y Nick Jones, junto a Simonon en bajo y Headon con una batería preciosa y ecléctica que supo adaptarse y darle vida al mejor beat de los dos discos anteriores. La incursión de metales y vientos le da fuerza bestial. Un vendaval de frescura en contraste con la oscuridad punk antecesora de Ramones o Sex Pistols. Pero aquí no hay canción mala. Todas son contundentes. Por eso es perfecto.

"Hay rebeldía, rechazo a los dogmas, experimentación, beats nuevos, diversión sonora; pero sobre todo derrota".

Los personajes de las canciones son tristes, fracasados, tipos marginales y obreros como representación de esta derrota. Habitan en cada una de las tracks.


En Jimmy Jazz, Lost in the supermarket o Rudy can't fail nos hacemos amigos de ellos. Nos representan. Son los oprimidos, los que no alcanzan felicidad, los que sufren y al final del día buscan bien. I'm not down.


En los libros The Clash (2008) y The balad of Joe Strummer (2006) hay apuntes brillantes sobre la incidencia inesperada que este disco provocó fuera y dentro de la banda, que ya no resurgió, pero con The Mescaleros dejó entrever su discurso político y activismo de izquierda mágica, de lucha, de resistencia.


Yo, a veces cuando escucho SUMO o Los Fabulosos Cadillacs vuelvo a darme cuenta. Pero la gran lista de bandas influencias por The Clash -y sobre todo este disco- es interminable: Gorillaz, Mano Negra, Beastie Boys, Green Day, Rage Against the Machine, Nirvana, No Doubt, Los abuelos de la nada, Massive Attack, Public Enemy, Arctic Monkeys...


Un disco que nos da la posibilidad de entrever como los cambios sugieren un buen punto de partida: La derrota, pero sumada a la felicidad de creación espontánea. Honesta. Sincera. Cero pretensión.


En The card cheat, mi favorita, está más claro que en todas las demás: "Before you met your fate, be sure you did not forsake. Your lover... May not be around anymore".



 

Escritor, cocinero y poeta guatemalteco Pablo Bromo

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