La historia de Fania Records es un alucín y una tómbola de éxitos, pero este discazo del portorriqueño Ray Barretto cambiaría la forma de ver y asimilar la música latina. Fue un disco parteaguas. Un antes y después.
Si algo hay que agradecerle a Fania Records es haber puesto la música latina en el mapa sonoro del mundo con nombres como: Johnny Pacheco, Héctor Lavoe, Willie Colón, Celia Cruz, Rubén Blades, Richie Ray, Bobby Cruz, Eddie Palmieri, Cheo Feliciano y el mismísimo Ray Barretto. Boricua amo de las percusiones.
Luego del éxito de los primeros discos de Fania, se vendría un año crucial para la salsa y el jazz latino, que aún no tenía nombre.
1967 es un año demasiado especial en la historia, sobre todo para la historia de la música: David Bowie, The Doors, Janis Joplin, Jimi Hendrix, The Velvet Underground, Pink Floyd, Van Morrison y Sly and the Family Stone hacen su debut. Sale el mítico Sgt. Pepper’s lonely hearts club band de los Beatles, el movimiento hippie está en su apogeo con el “Verano del amor”, el boom de la sicodelia, los primeros festivales masivos de música, el "Flower Power" de la no violencia con manifestaciones y una lista grande de singles poderosos resuenan al mismo tiempo en las radios provocando un gran eco social, cultural y hasta político.
En fin, un año mágico que precedería al mítico 1968 que cambiaría la historia en muchos aspectos. Sobre todo la de Estados Unidos. Bueno, la del mundo. Un año revolución, pero regresemos a 1967 donde se empiezan a gestar muchos pequeños estallidos, como este primer disco de Barretto en la Fania.
Pues en ese mismo año, aparece el “Manos duras” Ray Barretto definiendo el concepto de "Latin jazz" y cambiando el futuro de la música influenciada por los ritmos afrocubanos, el jazz, el rock y el soul gringo. Un género que causaría total revolución: el Boogaloo.
El título del disco ya nos dice todo: Acid. Música hecha a saber con cuánto efecto de psicotrópicos y una descarga magistral en la percusión que se mantiene intacta después de más de 50 años.
Pero el disco no solo es eso. Es Fania y todo lo que este movimiento significó para los latinos en Nueva York y en Estados Unidos. Un discazo subestimado ¡y latino! que no entró a charts, pero destapó la olla de posibilidades para cocinar música experimental desde la improvisación como lo fue "El Watusi".
Un disco enérgico y poderoso. Extravagante y convulso para la época. Ocho rolazas llenas de cadencia, sudor, originalidad, explosión y mucho lisérgico. Una chulada para pasarla bomba. Una fiesta de disco.
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