Coincidir con personas que les apasiona la música, los instrumentos, las etnias y las diferentes culturas es genial. Pero más que eso, es una reafirmación que hay magia en la hibridez. Eso es Maud Cavalade AKA IZADORÄ, un proyecto que hilvana texturas sonoras disímiles, pero conectadas a raíz.
Si bien las nuevas tendencias de música apuntan al eclecticismo y al híbrido sonoro desde hace ya muchos años (Kanye West, Kendrick Lamar, James Blake, Thundercat, Chancha Vía Circuito, Dengue Dengue Dengue, Nicola Cruz, RUBIO, Bomba Estéreo o la mismísima Rosalía en su mediático Motomami que sigo escuchando, reseñando y escuchando); siempre es sorpresa encontrar estas nuevas fusiones y ritmos del mundo en música fresca, hecha con feelin e interpretada en vivo con mucha energía.
Esto me pasó en la última Mazukamba Beats con IZADORÄ y los locales: Mixa y Ocarimbo.
Una fiesta emotiva al lado de piscina, atardecer de fondo y re encuentros luego de un encierro de dos años sin Mazukambas, sin amigos queridos y sin mascarillas en en la boca. Excelente fiesta. Excelente energía.
Hablar de IZADORÄ es hablar de aleación de muchas cosas, pero en concreto, dos: música electrónica y música étnica. De esta fusión surge lo que algunos críticos llaman "música orgánica". Blah... va más allá de eso. Hay mucha insipiencia y pragmatismo al generalizar ritmos "nuevos" y, creo, se olvidan de los orígenes musicales que hacen de la fusión una sabrosura al oído. Al deleite. Al trance. Al trippin. Al baile.
La música de IZADORÄ es un enjambre de ritmos árabes, africanos y europeos: Gnawa, Dabke, Chaâbi, Sufí, Halay, Horon mezclados con latinos como Cumbia, Huayno o incluso Tango.
Todos estos ritmos étnicos y tradicionales se resuelven en una Folktrónica y Nu Cumbia llena de aristas sabrosas. IZADORÄ los concreta con una interpretación espontánea y seductora que incluye acordeón, flauta, quena y piano sensualmente ejecutado con su AKAI Mini que toca con delicadeza y buenos beats.
Su música te envuelve con vocal dulce y actuación en vivo que hilvana enérgicamente entre secuencias y flows downtempo, sonidos cercanos al tribal house y afro house. Hay espiritualidad. Hay narrativa sonora. Hay presencia de influencias orientales, cumbia peruana-colombiana-boliviana, chanson française con emulación a la naturaleza desde la poesía y una nueva variante gitana que hipnotiza. En las finales del Live Set pude sentir un EDM ochentero y hasta Electro loop muy congénito de la época. Bomba. Rico. Chulo.
Su estética es futurista y sensual, pero siempre conectada con lo étnico-tradicional: La naturaleza. La poesía. Las raíces, pues.
De sus dos EP (Sol edad y Rebirth) hay muchas rolas que me calaron: "Birimbawow" con la inclusión del atabaque y birimbao que es un instrumento tradicional africano/brasileño con arco de madera, cuerda de alambre y calabaza que también puede sonar muy árabe, "Mamá Cordillera" con cumbia super loopeada que evoca al poder femenino y a la Pachamama, "Gnawa Fever" que es tropical beat con un crescendo electrónico evocando misterio y ese sentir africano, la melancólica "Sala Nabina" con un estallido de naturaleza/tiempo/changa/ayahuasca con sonidos árabes, "Downtempo Temple" para bajar revoluciones, "Folané" super tropical y caribeña que me recuerda al Deep Forest de los noventa, la poética "Jour de Fête" y la hipnótica "Sol Edad" que es un himno para replicar en cualquier fiesta con playa o montaña.
Sigan, bailen y escuchen IZADORÄ. Ahora está de gira con fechas en México, Francia y Egipto.
Acá unos videos de una de las dos fechas que estuvo en Guatemala, gracias a los músicos y productores Alex Hentze y Julio "Ché" León de Mazukamba Beats. Au revoir. Un toast pour la musique infini et la mer.
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