Hay lecturas que te marcan la vida. Libros chingones a los que llamo libros "faro" o libros "puerta". Libros imprescindibles a los que se vuelve en cualquier momento como a un muelle para protegernos del vaivén del naufragio o la tormenta.
Se lee hasta patéticamente poético, pero así es. No son pajas. Son libros que nos definen, nos nombran, nos resguardan y nos conectan con instantes a destiempo. Libros poderosos que cuando hablamos de ellos todo se ilumina como notificación de Instagram, Twitter o Tik Tok.
Creo que tod@s tenemos esas lecturas afables y afectuosas, que también son parteaguas emocionantes y desgarradoras. Nos provocan y estimulan como solo un libro lo puede hacer.
De todos esas lecturas que me habitan, te comparto diez como gemas profundas de mi literatura. Digo "mi literatura" porque cada quien tiene la suya y es innegable. Estos son mis diez libros faro. ¿Y los tuyos?
El extranjero de Albert Camus
Novela clave que marcó a una generación -o a muchas-. Lo leí de adolescente y me marcó fácil. ¿Cómo puede un personaje ser tan frío y estar tan disociado con su entorno? Meursault, este hombre apático sorprende por su inamovilidad y su carencia de arrepentimiento. Una belleza de Albert Camus que inspiró rolas, películas y a otros autores como Michel Houellebecq con su magistral Las Partículas Elementales. La lista va desde literatura a música. Y es interminable.
El proceso de Franz Kafka
La imposibilidad en todos los sentidos es algo que ronda toda la obra de este gran checo. En El Proceso rondan el absurdo y el desconcierto, pero también la falsa profundidad del sistema legal, la apatía de la burocracia y los confines de un Estado fallido. Una pesadilla hermosa de libro que te deja inquieto, pasmado y lleno de interrogantes como deben dejarte todos los libros. Sobre todo los kafkianos. Después de este leéte El Castillo, otro libro que mueve el tapete. Te pone a tripear. Además, siempre he pensado que Guatemala es un país kafkeano. Eso es un plus.
Altazor/Temblor de cielo de Vicente Huidobro
La poesía chilena es alucinante: Mistral, Parra, De Rokha, Bolaño, Neruda, Zurita, etc. En Altazor/Temblor de cielo –dos libros en uno por Cátedra– el poder de la palabra es una gema que Huidobro pule hasta sacarle todos los brillos posibles. Dos obras maestras de la literatura latinoamericana considerando que es poesía y, la poesía, siempre ha sido considerada como arte menor. «¿Oyes como clavan mi ataúd? ¿Cómo encierran la noche en mi ataúd, la noche que será mía hasta el fin de los siglos?». Versos que contagian. Taladran. Palpitan.
Ulises de James Joyce
No diré mucho sobre este librazo -literalmente, más de 1000 páginas-. Solo que es un viaje alucinante por la narrativa lisérgica e impecable de James Joyce. No hay que prepararse para leerlo, solo fluir y dejar que te atrape. En menos de un capítulo te sumerge en anotaciones, reflexiones, pensamientos, jerga, insights, citas, exploraciones. Una belleza. La literatura no sería literatura sin Poldy Bloom.
Las olas de Virginia Woolf
Todo libro que esté inspirado en el mar merece un espacio en la librera. Pero aquí, Virginia Woolf se vuela la barda con una concepción narrativa llena de ritmo, imágenes y diálogos a través de pensamientos. En sí, una obra densa que inspira. Seis monólogos recorren el libro al compás de un oleaje poderoso. Seis vidas -incluso una séptima que intuimos- nos meten de golpe en un estilo magistral y una técnica precisa. Sin Las Olas todo experimento literario sería en vano. Con Las Olas nos acerca a una narrativa onírica que definiría sus ensayos.
Pequeña sinfonía.. de Luis Cardoza y Aragón
Si bien la prosa poética es un discurso hasta punk, en PSDNM del guatemalteco el estilo rítmico funciona espectacular. Todo en este libro es música. El tiempo se detiene y deja de ser sustancial. Escrito desde la otredad, es una pieza clave para comprender la importancia de las vanguardias de inicios del siglo pasado. "Mas no se piensa en la muerte así porque sí. La muerte aparece de pronto, de cuerpo entero, cuando su invasión poderosa nos llega tan nocturna que su sombra es la nuestra. Antes de conocerla, no se puede morir. ". Todo es ritmo –pulcramente estilista y hasta barroco–, algo congénito en toda la obra de Luis: Luna Park, Maelstrom, El río -novelas de caballerías-, Guatemala las líneas de su mano, Casi novela. Todos un must de Guatemala.
Rayuela de Julio Cortázar
Cortázar nunca pasará de moda. Cada libro del argentino es la pieza de un rompecabezas que se estira y condensa hasta llegar a los laberintos de Rayuela, publicada en 1963 y celebrada en un sin número de ediciones. Cada capítulo es la amalgama de delirios contenidos, un mapa convexo de datos útiles e inútiles y un océano de información que extasía a cualquiera. La historia de La Maga, Horacio, Traveler, Talita y los otros personajes es de las cosas más geniales en lengua castellana. Como escribí alguna vez: «Cortázar es en Rayuela, lo que el Internet nos ha enseñado con la hipertextualidad». Aquí te dejo una reseña-experimento que escribí hace varios años en mi columna de música, porque este libro es mucha música: Rayuela en 50 mg.
¡Qué viva la música! de Andrés Caicedo
Sin música estamos muertos... y sin este libro de Caicedo, muchísimo más. Aquí todo es delirio, frenesí y desenfreno. Una belleza que te engancha desde las primeras líneas (¿de coca?) y te sumerge en la larga noche de María del Carmen Huerta, la caleña, la pelada, la fiestera. Al ritmo de Ray Barretto y Cream un balbuceo nocturno nos invade en sus 200 páginas escritas a puro ritmo. «Soy rubia. Rubísima. Soy tan rubia que me dicen: "Mona, no es sino que aletee ese pelo sobre mi cara y verá que me libra de esta sombra que me acosa». Be-lle-za.
Poesía completa de Alejandra Pizarnik
La poesía de Alejandra es como el estruendo del silencio de la noche más negra. ¡Cómo no enamorarse de inmediato y languidecer junto a ella! En cada uno de sus versos hay muerte, desolación, terror, oscuridad; pero también hay un hilo de luz que conecta con todas las nubes y todos los abrazos aun no dados. Su poesía es ese lenguaje que cambió completamente mi forma de percibir al mundo. Entre esos poetas suicidas la lista es hermosa: Sylvia Plath, Virginia Woolf, Alfonsina Storni, Ernest Hemingway, Ian Curtis, Jim Morrison, etc. Te dejo esta lectura Los tristes siempre seremos tristes, que habla un poco sobre ese delirio que encuentro también en Pizarnik.
Limbo de Javier Payeras
Este libro del querido Javito me provoca muchas sensaciones, sobre todo por Radiohead, nuestra banda generacional-excepcional que surca todo el libro. Son apuntes políticos, honestos, viscerales, profundos e intimistas. A lo largo de este viaje por nuestra Ciudad de Guatemala, Javier se impone como un testigo con polaroids cotidianas y extrayéndose de lo terrible que significa "vivir aquí". Un libro que todo guatemalteco debe leer junto al Pop Wuj, La patria del criollo, El tiempo principia en Xibalbá y Guatemala, las líneas de su mano.
Definitivamente hay muchísimos más libros que un@ va acumulando y también son "libros faro" o "libros puente": Los detectives salvajes de Bolaño, 1984 de George Orwell, Mujeres de Charles Bukowski, Ensayo sobre la ceguera de Saramago, Sobre héroes y tumbas de Sábato, Trópico de Cáncer de Miller, Hombres de maíz de Asturias, La broma infinita de Foster Wallace, El arco iris de la gravedad de Pynchon, En el camino de Kerouac y la lista continúa.
¿Y los tuyos? ¿Ya les hiciste una lista? Sumale estos. De seguro te inspiran.
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