Con casi 60 años haciendo música, el eterno Bob Dylan siempre tendrá música confortable y recia para acompañarnos en cualquier momento. Su disco The Essential del 2000 es el mejor recopilado de su obra con 30 canciones poderosas que nos ponen de frente al más grande trovador de la historia.
Siempre he dicho que la música de Bob Dylan es un regalo y un registro narrativo-poético. Por algo le dieron el Nobel de Literatura hace 5 años, que por cierto, fue a traer como tres meses después.
Pero más allá de su enorme producción de casi seis décadas, Bob es como un cuate que te acompaña con música en buenos y en malos momentos. Te abraza y te consiente. Te inspira.
Con este disco lo conocí, y poco a poco fui entrando en su magia de más de 60 discos (casi 40 de estudio, álbumes en vivo y no sé cuántos recopilados más). Pero este doble tiene las clásicas y poderosas. Las de la época folk, beatniks, hippies, protesta, política, liberación sexual y amor. Pero también tiene las de ese giro inesperado y rocanrolero que lo mantuvo a flote. Sí, la furia y fuego de sus mejores discos, porque también hay unos muy malos y hay que decirlo abiertamente. Pero los buenos... uf, me quedo con cinco: Blonde on blonde (1966), Highway 61 revisited (1965), Bringing it all back home (1965), Blood on the tracks (1975) y Desire (1975), su último gran disco que antecedió a muchísimas decepciones.
Pero en este The essential están sus 30 rolas más geniales. Es un disco-viaje. Una cápsula en el tiempo. Un huracán con mares, bosques y concreto. Un rayo de luz con armonía y una lluvia de polaroids brillantes.
Como su nombre lo dice es esencial, porque Dylan confirma "lo esencial" que es su música para la historia.
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