Lejos están aquellos años en los que el britpop dominó el mundo. Los Blur tuvieron muchísimo que ver y lo dejaron clarísimo con tantas buenas rolas que pegaron en los charts, las radios y el corazón. Bandaza.
A los Blur nunca les puse tanto coco como al grunge gringo (STP, Pearl Jam, Nirvana, Candlebox), pero sus rolas me fueron llegando por oleadas emocionantes y poderosas de hit en hit: "Girls & boys", "Coffee and TV", "Song 2", "Beetlebum", "Parklife", "The Universal", "Tender", "Country house".
De entrada sabía la rivalidad con Oasis, tal vez por eso nunca les seguí la pista. Eso, y que el Britpop estaba lleno de buenas bandas: Suede, Pulp (¡Jarvis Cocker!), Morrissey, The Stone Roses y los imprescindibles Happy Mondays que los odio por no tener talento ni haber llegado a lo que hubieran llegado a ser.
Como esta no es una nota del Britpop, sino más bien apuntes intimistas sobre los Blur y este disco que me gusta mucho. Les dejo esta entrevista de Pitchfork al gran cineasta Danny Boyle, que tuvo mucho que ver con la oleada musical inglesa de esos años con su obra maestra Trainspotting del 96.
«Regresando a los Blur, sus sonidos eran mucho más poperos que rocanroleros. La vastedad de efectos y referencias nos dan un hito pop a mediados de los noventa muy inspirado en Suede y Pulp».
Pero los Blur son otra historia. ¡Qué bandaza! Además, que Damon Albarn -con todo su talento, letras y voz- sea la mente maestra de uno de los proyectos más geniales -Gorillaz- confirma la grandeza de Blur.
En esta chulada de disco -editado a finales del 2000 para dejar atrás una década que cambió la música en ambos continentes- abunda la chispa sonora de los londinenses. Incluye 17 de sus 23 sencillos entre 1990 y 2000 que retumban deliciosamente como un caleidoscopio pop lleno de nostalgia, fiesta, lecturas, calle, café, aburrimiento, espontaneidad, zapping, sexo casual, cotidianeidad, rabia, decepción, ternura, armonía, melodía, joda, risas… momentos.
«Eso es Blur: momentos. Siete buenos discos a todo volumen. Ya The magic whip fue avaricia. Su camino, ya estaba recorrido».
Pero siempre pensaremos en ellos como los cabrones que le dieron vida tiernamente a una cajita de leche y... ¿Quién no quisiera ese disfraz para una fiesta retro? ¡Yo sí!
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