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Writer's picturePablito Bromo

Audioslave es puro Groove + Grunge

El apogeo del grunge ya había descuartizado todo con su vorágine indómita, pero este disco que llegó pocos años después fue tres cosas en una sola: Superbanda, excesos y fama mediática. Un gran disco.

 
Audioslave Chris Cornell Grunge Supergroup Superband por Pablo Bromo
Los Soundgarden en el 2002

A pesar de que no es grunge, lo es. Y a pesar que todas la críticas, las expectativas y todo lo que se dijo ambiguamente sobre este disco del 2002, sigue siendo mi favorito de Audioslave. Es más duro, denso, espontáneo, crudo, intenso y visceral que los dos que le siguieron quizá con mayor producción: Out of exile del 2005 y el mejor trabajado Revelations del 2006.


Pasa que el disco irremediablemente suena mucho más a Rage Against The Machine con un toque del Superunknown de Soundgarden, anubarrado en ese vaho poético del chico malo en barbitúricos, opiáceos, analgésicos y sedantes psicoactivos al estilo que solo Chris Cornell -y Scott Weiland- podían conseguir.

Y el efecto fue inmediato... rolas devastadoras y baladas rockeras propias de una Superbanda o Supergrupo.
 
Audioslave Chris Cornell Grunge Supergroup Superband por Pablo Bromo

Musicalmente es una explosión de rock setentero con grunge noventero que brilla con la bataca de Brad Wilk y las bellezas armoniosas y alucinadas de Tom Morello en guitarra con insinuaciones a Stone Temple Pilots y Red Hot Chili Peppers.


Sumado a inclusión de vocales, coros y letras poderosas que embellecen todo con poesía y armonía. Aquí, los vocales incendiarios y políticos de Zack de la Rocha en Rage Against The Machine se quedan cortos si los comparo. Digo, musicalmente viene siendo comparar peras con manzanas... pero se tenía que decir, y se dijo. Es un disco puro, duro, sin mucho adorno y con rolas que trascienden: "Cochise", "Hypnotize", "I am the highway", "Show me how to live", "Exploder", "Shadow on the sun" o la hermosa "Like a stone" que quemaron en radios, bares y malos covers.

Uno de esos discos para escuchar de vez en cuando, y que aunque no parezca tener identidad, desborda en intensidad y estilismos.
 

Epílogo: Hace unos días, platicando sobre los 90 y principios de los 2000, me acordé de estas bandas y de algo que escribí sobre la muerte de Cobain, Cornell y Weiland. Acá la nota por si quieren echar lectura.

 
Escritor, cocinero y poeta guatemalteco Pablo Bromo

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